Tras mi experiencia con un laringocele en 2012, y un rotundo NO a volver a cantar afinado por parte de una logopeda, gracias a mis estudios de anatomía y a mi fe en la plasticidad del cerebro, tras 3 meses de trabajo reencontré una correcta afinación gracias al uso de clics cotidianos de nuestro día a día. 

Desde que nacemos estamos reaccionando a múltiples estímulos. De manera natural, tosemos, bostezamos… y justo la aplicación de estos clics naturales a nuestra forma de emitir nos facilita y aporta mayor rango vocal, hace desaparecer cualquier tensión y nos permite una mayor proyección con poco esfuerzo. Sólo tienes que probarlo.